La evolución del entrenamiento físico en el tenis: de la etapa juvenil al alto rendimiento

23 de abril, 2025

El desarrollo de un tenista no depende únicamente de sus habilidades técnicas o tácticas. El entrenamiento físico cumple un rol central en cada fase del proceso formativo, y su planificación debe adaptarse a la maduración biológica, las exigencias competitivas y el estilo de juego del deportista. A continuación, se detalla una propuesta de progresión orientada al alto rendimiento, desde una perspectiva profesional del acondicionamiento físico

🔹 Etapa de iniciación (9 a 12 años)

Objetivo principal: desarrollar patrones motores básicos, coordinación y control corporal.

En esta etapa es fundamental crear una base amplia de habilidades motrices. Se prioriza la variabilidad por sobre la especialización. El foco está en el aprendizaje del movimiento, no en la carga de entrenamiento.

Contenidos físicos destacados:

  • Juegos de reacción, persecución y toma de decisiones.
  • Saltos básicos sin impacto excesivo, trabajo de equilibrio y propiocepción.
  • Movilidad articular global y control postural.
  • Introducción a la conciencia corporal y respiración.

El entrenamiento debe ser lúdico, dinámico y adaptable a la maduración individual de cada niño o niña.

🔹 Etapa formativa (13 a 15 años)

Objetivo principal: introducir el entrenamiento de la fuerza, mejorar la capacidad aeróbica y la técnica especifica de movilidad en cancha.

Con la llegada de la adolescencia y los primeros cambios hormonales, se pueden comenzar a trabajar cualidades físicas específicas con una progresión lógica y segura.

Contenidos físicos destacados:

  • Ejercicios de fuerza con peso corporal, bandas y cargas mínimas.
  • Entrenamiento de agilidad y movilidad en cancha con énfasis en aceleraciones y cambios de dirección.
  • Estabilidad del core y control del eje corporal.
  • Trabajos aeróbicos intermitentes de baja y moderada intensidad.
  • Ejercicios preventivos (tobillos, rodillas, hombros).

Se comienza a planificar la carga de entrenamiento semanal, considerando los primeros torneos y el crecimiento del jugador.

🔹 Etapa de transición al alto rendimiento (16 a 18 años)

Objetivo principal: desarrollar fuerza máxima, potencia, velocidad y resistencia específica. Entrenamientos específicos tratando trasladar las ganancias físicas a los apoyos y desplazamientos en cancha.

En esta etapa el jugador ya está inmerso en el circuito competitivo juvenil y comienza a experimentar exigencias físicas similares a las del tenis profesional.

Contenidos físicos destacados:

  • Entrenamiento de fuerza con barras, mancuernas y ejercicios multiarticulares.
  • Pliometría (saltos en profundidad, saltos reactivos, aterrizajes controlados).
  • Sprints cortos con trineos, bandas o sobrecarga progresiva.
  • Entrenamiento intermitente de alta intensidad (HIIT, métodos específicos de tenis).
  • Trabajos de movilidad en cancha, específicos atacando los déficit de cada jugador en particular.
  • Evaluación funcional, control de cargas y trabajo correctivo.

Aquí el entrenamiento se individualiza según el perfil del jugador, sus antecedentes físicos y el calendario de competencias.

🔹 Etapa profesional (18 años en adelante)

Objetivo principal: optimizar el rendimiento físico, sostenerlo durante la temporada y reducir el riesgo de lesiones.

En el alto nivel, el cuerpo del jugador debe estar afinado como una herramienta de precisión. Cada detalle suma o resta.

Contenidos físicos destacados:

  • Periodización detallada de fuerza, potencia y recuperación según las giras.
  • Microciclos de carga, descarga y regeneración adaptados al calendario.
  • Evaluaciones constantes de rendimiento (saltos, velocidad, fuerza isométrica).
  • Trabajo correctivo y preventivo individualizado.
  • Intervenciones nutricionales, terapéuticas y psicológicas integradas.

El cuerpo se entrena no solo para competir, sino para tolerar el estrés repetitivo del circuito y sostener la performance a lo largo del año.

Consideraciones finales

El éxito en el tenis moderno no puede desligarse de un desarrollo físico planificado, individualizado y coherente con la edad biológica y el contexto competitivo del jugador. Una estructura progresiva del entrenamiento físico permite no solo alcanzar el alto rendimiento, sino también prolongar la carrera deportiva y reducir el riesgo de lesiones crónicas.

Esta evolución no ocurre de forma automática: requiere del trabajo coordinado entre preparadores físicos, kinesiólogos, entrenadores técnicos y especialistas en medicina deportiva. La formación integral del tenista comienza mucho antes de llegar al circuito profesional.